Texto: Salvador Pérez Cárdenas
Una primera consecuencia del principio de incremento de la entropía consiste en la inexorable degradación de la energía. Cada proceso natural, o artificialmente provocado por el hombre, transforma inevitablemente energía de alta calidad en calor, que en buena medida se disipa para siempre en el Universo, inútil e irrecuperable.
Esto significa, en resumidas cuentas, que el aprovechamiento racional de los recursos energéticos es imperativo, ya que su utilización dispendiosa sólo contribuye a acelerar, con actitud suicida, la fatal transformación en formas sucesivamente más degradadas de energía. Si tomamos en cuenta que todas las fuentes energéticas, a corto o largo plazo son, necesariamente, no renovables, entonces debiéramos vernos impulsados por elemental sentido de supervivencia, si no de solidaridad social,a procurar aquello que sea de beneficio para nuestro sistema macroecológico.
La entropía y la muerte del universo
Puesto que todo proceso natural espontáneo se presenta con incremento de entropía, y que, de acuerdo con el principio de degradación de la energía, cada vez que un proceso ocurre una parte de la energía se transforma en calor y aunque la energía total del Universo, incluyendo el equivalente energético de la masa total del mismo es una constante, siempre y cuando el modelo del Universo aceptado se el de uno finito y cerrado, entonces tendrá que llegar el momento, indefectiblemente, en que la entropía total del Universo alcance un valor máximo. Como cada vez que se presenta un flujo de calor, esto trae aparejado un proceso que tiende a homogeneizar la temperatura, entonces, cuando la entropía del Universo alcance ese máximo será porque la temperatura del mismo ya es uniforme en todo él. No importa si ésta se encuentra apenas arriba del cero absoluto o si es del orden de los millones de grados, lo importante es que resultará la misma en todos los puntos del Universo. Esto hará imposible todo flujo de calor ulterior, debido a la carencia de un gradiente de temperatura, y marcará la muerte térmica del Universo al hacerse ya imposible cualquier transformación energética.
Algunos intentos se han hecho de refutar esta teoría, representados en general por la postura de Federico Engels establecida en su Didáctica de la Naturaleza. Sin embargo, el modelo de Universo, infinto y eterno en que ellas se basan ha caído en franco desprestigio a la luz de la evidencia científica creciente en favor de un modelo finito, cerrado, ilimitado y en expansión, postulado en las teorías cosmológicas inspiradas en la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein.
La entropía como flecha del tiempo
Esta idea, sugerida por primera vez por Sir Arthur Eddington, tiene su base en el hecho de que, si los procesos en la naturaleza tienen un sentido, una dirección en el tiempo, en la cual necesariamente se llevan a cabo, la entropía indica justamente la dirección en que el tiempo transcurre y además indicaría, de ser ello posible, como sugieren algunos fenómenos subatómicos, tales como el comportamiento singular de los positrones, cuando el tiempo transcurriera "hacia atrás".
Isaac Asimov
El genial Isaac Asimov señala en una de sus obras que, "... se dice que la Primera Ley de la Termodinámica establece que 'no se puede ganar' y que la Segunda Ley añade: 'ni siquiera empatar'. ¿Podemos considerar correcta esta afirmación?
¡Por supuesto que si!
La primera ley de la Termodinámica establece que no puede crearse energía de la nada: 'no se puede ganar'.
La segunda ley indica que en toda transformación energética real no toda la energía es aprovechable: 'ni siquiera empatar'.
Fuente: Fundamentos de Termodinámica. Salvador Pérez Cárdenas. Editorial Limusa Noriega. México 1990.
Excelente artículo. ¡Felicidades!
ResponderEliminarhola!... falta Ilya Pringogine y sus ideas donde la segunda ley da paso a la evolucion.
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ResponderEliminarNo entiendo a Prigogine, o mejor dicho:
pienso que es una suposición en el aire, quizá sea así, pero su exposición no es completa